dijous, 17 de març del 2011

El despido ya llega por e-mail (La Vanguardia: Nuria Peláez)

Al consultar el correo electrónico, lo último que uno espera encontrarse es una carta de despido. Pero Unidos ya hay empresas que optan por el e-mail para comunicar ajustes de personal. La idea ya está incluso generando negocio: el profesor de Esade Josep Francesc Valls explica por ejemplo que la firma estadounidense Projections Entrepreneurs le envió un anuncio ofreciendo sus servicios para despedir por e-mail al trabajador que el cliente escoja. En España se han dado incluso casos de despido por SMS (mensajes de texto al teléfono móvil).

Lo cierto es que, cumpliendo ciertos requisitos, estos métodos pueden ser legalmente válidos. "El Estatuto de Trabajadores sólo indica que el despido debe comunicarse por escrito e indicando la fecha de efectos y los hechos que se imputan al trabajador", explica Marc Carrera, director de Sagardoy Abogados en Barcelona. La empresa debe asegurarse de que el afectado ha recibido el aviso, por lo que es su responsabilidad enviarlo a la dirección de correo correcta y asegurarse de que ha llegado.

En un caso así, la reacción del trabajador suele ser una mezcla de sorpresa y rabia, pero Carrera recomienda ser cauto: "Por inercia, el empleado reacciona contestando al e-mail y pidiendo explicaciones, pero su respuesta puede suponer aceptar implícitamente alguno de los hechos que se le imputan".

Más allá del marco legal, los expertos en recursos humanos consideran poco ético este método de despido. Sylvia Taudien, directora de Advantage Consultores, que imparte cursos sobre cómo despedir, cree que un despido por e-mail supone "un doble shock" y que "el trabajador se merece el respeto de recibir una noticia desagradable en persona con trato firme pero humanizado".

Pilar Jiménez, directora de Personas en Saba Aparcaments y presidenta de la Fundació Factor Humà, recuerda que "en un despido siempre hay que dar al trabajador la oportunidad de hacer preguntas, y escucharle. Además - apunta-,despedir a distancia generaría además muy mala imagen en el resto de la organización y desconfianza entre los que se quedan".

ENTREVISTA a Amadeo Isart, ex responsable en Estados Unidos de una empresa catalana que le despidió por e-mail
"Me pareció una actitud cobarde"

Amadeo Isart, de 39 años y actualmente consultor de empresas, aún recuerda perfectamente y con todo detalle un e-mail que recibió en el año 2008. Era de su jefe y en él le anunciaba que estaba despedido.
¿Cuál era su situación profesional en aquel momento?
Era el responsable de la filial en Estados Unidos de una compañía catalana en la que había entrado en el 2005. Tenía bajo mi cargo el mercado americano.
¿Cómo había sido su experiencia antes del momento del despido?
Profesionalmente, muy enriquecedora, ya que me permitió poner a prueba tanto mis habilidades como mis debilidades e intentar superarlas. Personalmente, no lo fue tanto, ya que las pymes con ambiciones globales y gestión absolutista son complicadas.
¿En qué contexto se produjo el despido?
Quince días antes habían despedido al gerente de la empresa, que era mi superior directo. En aquel momento, y coincidiendo con el principio de la actual crisis, las ventas habían empezado a descender. El presidente de la empresa me había enviado varios e-mails en los días previos pidiéndome explicaciones por la bajada de las ventas. Intercambiamos varios correos electrónicos y, finalmente, llegó el del despido.
¿Cómo recuerda ese e-mail?

Llevaba por título "Conclusiones" y no contenía ningún texto: sólo un archivo PDF adjunto donde el presidente decía que había perdido la confianza en mí, que mi gestión había sido un desastre y que la persona responsable de recursos humanos - que estaba en copia en ese correo, junto a otras dos personas de la empresa-se pondría en contacto conmigo en los días siguientes para concretar los detalles del despido.
¿Cómo reaccionó al leerlo?
Me sentí dolido los comentarios sobre mi gestión y sobre todo por la cobarde forma del despido. Creo que, aunque estuviésemos a 7.000 kilómetros de distancia, una llamada hubiese sido una actitud menos necia. Desde el punto de vista personal me sentí engañado, ya que semanas antes se me había asegurado que la empresa pondría "toda la carne en el asador" en el proyecto, pero también decepcionado, ya que había admirado y respetado a una persona que después me demostró tener falta de ética.
¿Qué hizo después?
Dado que estaba en Estados Unidos con un visado que sólo me permitía trabajar en aquella empresa, y sólo disponía de 15 días hasta el cese del contrato, mi única opción práctica fue regresar a Barcelona. Reclamé, pero más para satisfacer a mis familiares, que seguramente querían desahogarse, porque yo personalmente ya no quería saber nada más de la empresa ni tratar con ella. Después de unos meses reorganizándome, encontré mi actual empleo de consultor.





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