Nosaltres hi erem i no ho podríem explicar millor:
Gemma Lienas,
El País
¿Fue un congreso para mujeres directivas? Pues, no. She Leader, organizado por el Departament de Treball, no estaba pensado para ese 6% que ya tiene un alto cargo, sino para ese 44% que podría tenerlo y que, sin embargo, no lo consigue.
Ayer y anteayer se celebró en Barcelona el Congreso Internacional de Directivas y Profesionales She Leader 2.0, una iniciativa pionera organizada por la Dirección General de Igualdad de Oportunidades del Departament de Trabajo de la Generalitat de Cataluña. Mientras escribo este artículo, todavía ignoro qué repercusión tendrá en los medios, aunque me atrevo a aventurar que, atendiendo al she del título, mucho menor que si se hubiera utilizado el he.
A estas alturas de la historia ustedes se pueden preguntar qué sentido tiene un congreso para directivas si, supuestamente, la igualdad es ya un hecho en nuestra sociedad. Lo cierto, sin embargo, es que esa igualdad tiene más de deseo que de realidad.
Veamos algunos ejemplos. Según un estudio de ESADE e ICSA, las mujeres directivas cobraban de media hasta un 12% menos que los hombres en 2007; la diferencia empeoró hasta el 17% en 2008 y se cronificó en 2009.
Más datos: según el anuario Dones i Treball del 2008 (Departamento de Trabajo), a pesar de que las mujeres tienen más estudios universitarios, la mayoría de ellas se sitúa en categorías poco cualificadas, como son personal administrativo (71%), servicios personales, de restauración y de comercio (66,8%), o incluso se inscriben en el rango de trabajos no cualificados (60,7%). Por otro lado, aunque las mujeres suponen casi el 40% de las plantillas, apenas un 6% ocupa sitios en los consejos de administración de las grandes empresas.
Nunca la población femenina había estado tan preparada como ahora: el 57% de las graduaciones universitarias corresponden a mujeres. Sin embargo, según datos de un informe de CC OO, el paro entre las universitarias triplica al de los universitarios.
Todo ello supone no solo una desventaja para ellas, sino también para las empresas y para el país.
Para el país porque muchas de estas mujeres, al estrellar sus objetivos una y otra vez ante una realidad empecinada en colocarlas muy por debajo de su capacitación, acaban por abandonar el mercado laboral. Así, según un estudio publicado en 2008 por la Cámara de Comercio de Barcelona, el talento femenino que se pierde es equivalente al 0,5% del producto interior bruto catalán de 2006, es decir, casi 1.000 millones de euros.
Para las empresas porque ahora ya se ha demostrado que aquellas que tienen presencia femenina en el consejo de administración obtienen mayores beneficios económicos. De modo que es poco rentable no contar con ellas, lo que no significa ni que los estrógenos sean hormonas más eficaces desde el punto de vista empresarial ni que las directivas sean más capaces que los directivos. Simplemente, ellas aportan una forma distinta de liderazgo a causa de su distinta socialización.
Volvamos al congreso She Leader 2.0. ¿Era un congreso para mujeres directivas? Pues, no. She Leader no estaba pensado para ese 6% que ya tiene un alto cargo, sino para ese 44% que podría tenerlo y que, sin embargo, no lo consigue. Precisamente, para que las mujeres puedan llegar a ser el 50% de los consejos de administración, estas jornadas les han ofrecido interesantes herramientas de trabajo: competencias clave para la dirección; estilos de liderazgo; estrategias de comunicación, administración y reorganización del tiempo; nuevos modelos organizativos. Y sobre todo, mucho 2.0, o sea, la interacción en la red: redes sociales, blogs, etcétera. Desde siempre, las mujeres han tejido redes tupidas y eficaces, ya fuera con las amigas ya con la familia, redes particulares puesto que el rol social preestablecido para ellas las encasillaba en el espacio privado. Ahora en el espacio público pueden y deben continuar trenzando redes, esta vez virtuales, útiles no solo para la vida personal, sino también para la laboral.
Como dijo Michelle Bachelet, "cuando una mujer entra en política, la mujer cambia; cuando muchas mujeres entran en política, cambia la política". La frase podría aplicarse a las empresas, de modo que es preciso que entren muchas mujeres en los consejos de administración. Necesitamos tantas she como he.
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