dilluns, 30 d’agost del 2010

La pirámide de Maslow al revés de LUCA FRANCESCHI

La Pirámide de Maslow es una teoría psicológica propuesta por Abraham Maslow en su obra: Una teoría sobre la motivación humana (en inglés, A Theory of Human Motivation) de 1943, que posteriormente amplió. Maslow formula en su teoría una jerarquía de necesidades humanas y defiende que, conforme se satisfacen las necesidades más básicas (parte inferior de la pirámide), los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados (parte superior de la pirámide). (Fuente Wikipedia).

La Pirámide de Maslow describe la jerarquía de necesidades humanas, desde las más básicas a las más elevadas. (Imagen: Wikipedia).



Creo que esta teoría nos puede venir bien para reflexionar sobre nuestros estados colectivos en estos primeros años del siglo XXI que podríamos también llamar el siglo de la facturación. ¿Quién nos pasa facturas? Aparentemente todos. ¿Quién tiene que pagarlas? Aquí la respuesta es más complicada.
Las facturas a pagar serían, a título de ejemplo no exhaustivo, las siguientes y derivarían directamente de la palabra que llena completamente nuestro celebro: ¡CRISIS! La de los excesos del mercado financiero, la del cambio climático, la de la explosión demográfica, la del agotamiento de muchas materias primas -en primer lugar el petróleo-, la de la mundialización y su desregulación, el desempleo, la del fin de las ideologías, y podríamos seguir así durante un buen rato. Todas estas amenazas influyen mucho sobre nuestra manera de vivir y nuestra capacidad de proyectarnos en el futuro, y a nivel emocional son seguramente generadoras de ansiedad.

Volviendo a la Pirámide de Maslow y siguiendo su lógica, parecería difícil hoy en el contexto Crisis/Facturas a pagar, poder llegar a lo que él define como Autorrealización. Sin embargo, hay muchos ejemplos de personas que poseen rasgos de autorrealización y no han tenido sus necesidades básicas satisfechas. Muchos de los mejores artistas sufrieron pobreza, deficiente crianza, neurosis y depresión. Otros como Victor Frankl nos han descrito cómo han podido sobrevivir física y moralmente en un campo de concentración nazi; otros nos enseñan todos los días cómo convivir con enfermedades físicas…

En definitiva, los humanos tenemos esa gran capacidad de adaptación llamada resiliencia, que a menudo nos permite construir un sentido, cruzar el río, para después hacer el puente o simplemente dar una explicación a lo que nos ocurre. Tenemos la capacidad de reinventarnos, de volver al juego sin ser ni demasiado optimistas o pesimistas, esta forma de trascendencia es nuestra mejor aliada.

Como personas tenemos que hacer como las organizaciones: establecer una visión de nosotros mismos a veinte años, nuestro propio proyecto y luego pelear por ello, adaptándonos, cambiando estrategias si es necesario, y ayudando a los demás, que es otra forma de trascendencia empática, una aliada indispensable. Gandhi decía: “La diferencia entre lo que hacemos y lo que seríamos capaces de hacer bastaría para resolver la mayor parte de los problemas de el mundo”.

Lo que escribo es más una necesidad de compartir y probablemente reconfortar y reconfortarme, sobre algo que intuyo y no sé explicar; la capacidad de entrever en estas crisis la oportunidad de dar los primeros pasos hacia una manera de vivir y convivir diferente. Una red de seres empáticos capaces; con la risa y el buen humor, de los que saben trasformar los dramas en molestias, conscientes del planeta en el que vivimos, de los miles de años de historia que le ha costado a la humanidad llegar hasta aquí, producir la primera evolución planetaria hecha sin necesidad de ningún monopolio, porque ya no tendrá razón de ser.

Entonces, puede ser que en las próximas décadas los científicos escriban sobre una generación que contribuyó a poner: “La pirámide de Maslow al revés”.



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