http://centreypsilon.wordpress.com/2012/06/18/es-la-separacion-de-los-padres-un-trauma-para-sus-hijos/
Font: F.O.C. |
Una vez dicho esto, podemos reconocer que
el divorcio transforma a la familia. De hecho, si preguntamos a
niños/as de cualquier edad llegamos a la conclusión que la mayoría
considera que el divorcio es una experiencia traumática incluso antes de
vivirla debido a que les cuesta hacerse a la idea de que sus “papas” ya
no vivan juntos como antes, como siempre. Aun así, esto no
necesariamente tiene que ser así. Que la separación de los padres se
convierta en un trauma para sus hijos/as depende en gran parte, de
la
relación que mantengan los padres entre ellos y con los hijos/as.
Expertos consideran que ésta es una de las variables que más influye en
la aparición de la ansiedad y trastornos psíquicos en los niños/as.
También hay que decir que todo niño/a,
independientemente de cómo esten sobrellevando sus padres la separación,
pasará por las siguientes fases:
- FASE AGUDA: Dura entre uno y dos años. Es la etapa en la que los niños/as presentan más problemas cotidianos de conducta. Causados por la dificultad que tiene el niño/a de aceptar la separación de un padre.
- FASE DE TRANSICIÓN: Se considera la etapa en la que empieza la estabilidad. Los niños/as siguen queriendo a ambos padres a pesar de la separación y del paso del tiempo. Digamos que es aquí, cuando aceptan que sus padres se han separado. Aun así, en esta fase se puede dar el Síndrome de Alienación Parental, el cual consiste en el rechazo de uno de los padres que antes era querido. Éste suele ir asociado al conflicto por la custodia del niño/a.
- FASE POSTDIVORCIO: Se consolida la estabilidad. La reestructuración de la familia ya ha terminado. Pueden aparecer nuevos miembros en la estructura familiar y modificarse. En esta fase se pueden encontrar rechazos y conflictos con los nuevos miembros y resistencias por parte del niño/a. Aunque se haya aceptado la situación, hay que ir con tacto y calma pues no podemos olvidar que son niños y lo que más les gusta es la rutina, el saber qué va a pasar.
A continuación se muestra una tabla donde aparecen las reacciones de los niños/as asociadas a sus edades.
Hasta los 5 años | De 6 a 8 años | De 9 a 12 años | De 13 a 18 años |
Tristeza | Tristeza | Tristeza | Tristeza |
Temor al abandono | Temor al abandono | Ansiedad | Enfado hacia los padres |
Regresiones | Problemas de concentración | Depresión | Abatimiento |
Sentimiento de culpa | Sentimiento de culpa | Sentimiento de culpa | Vergüenza y enfado por los comportamientos de los padres |
Agresividad | Pérdida de confianza | Rechazo a la residencia alterna y a la familia que se pueda volver a estructurar | |
Desobediencia | Desobediencia | Aislamiento social | Rabia y rechazo por las figuras parentales |
Uno de los aspectos que considero más
importante para ayudar a los hijos/as de familias que se están
separando es que, a pesar de que la relación de pareja haya terminado,
hay que tener presente que los progenitores continúan unidos a los hijos
como padres. De manera que ante un conflicto o problemática en la
familia, estos tienen que actuar como tal. Es decir, no por el hecho de
estar separados, uno de los padres va a desentenderse de una
preocupación de su hijo/a. Esto demostrará al hijo/a que, a pesar de que
sus padres ya no son pareja, siguen queriéndolo igual y van a estar
presentes para ayudarle en lo que necesite como siempre. Muchas veces,
actuaciones de este tipo, contribuyen a eliminar miedos y falsas
creencias.
Finalmente, comentar que la mayor parte
de la sociedad considera que “los niños pequeños -menores de 5 años- no
se enteran de la separación de los padres”. Nos puede parecer que esto
es así, por el hecho de que seguramente hayan empezado a pronunciar sus
primeras palabras, porque los bebés siempre son felices, entre otras
cosas. Pero aunque nos parezcan carentes de esta conciencia, ellos/as
notan un cambio en la rutina, en el ambiente y captan las emociones
negativas. Con la diferencia que, seguramente, sus hermanos/as mayores
saben expresar qué está pasando y tienen los medios para hacer
preguntas, pero ellos no. De manera que es aconsejable hablar con ellos y
explicarles en el lenguaje más simple posible qué está ocurriendo, qué
va a pasar y atenuar los miedos que puedan surgir.
Por último, mencionar que los procesos de
depresión que pueden darse en estos casos son normales y pueden durar
hasta un año. Si esto se alargara, es aconsejable que el niño/a acuda a
un profesional de la salud para detectar qué está ocurriendo y ayudarle a
superar la dificultad sin que le suponga más dolor.
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