Entrevista de "la Contra" de La Vanguardia a Lluís Soldevila, consultor formador de habilidades directivas: "Messi: es un enano cojo. Bajito y con una pierna mala. ¿Qué hace? Refuerza su fortaleza: la capacidad de driblar gracias a su baja estatura, y el disparo con su pierna izquierda, la buena. No dilapida tiempo entrenando juego aéreo o con la derecha... Tú detecta en qué puedes ser el mejor... ¡y hazlo!"
Tengo 43 años. Soy de Barcelona. Soy consultor formador de habilidades directivas y de actitudes de alto rendimiento. Estoy casado con Elisabeth, sin hijos. Soy apolítico, sin creencias religiosas. Doy clases en Esade sobre dirección de sistemas de información.
¿Qué es el éxito?
Conseguir lo que quieres. Y sólo tú puedes decidir qué quieres, definir tu objetivo. ¡La tarea más difícil de la vida!
Saber lo que quiero...
En 1953 se hizo un estudio en un aula de estudiantes de Yale: se les preguntó si tenían lista de objetivos. Y sólo la tenía un 3% de los alumnos.
¿Y eso resultó significativo?
Veinticinco años después se analizó a los alumnos de aquel aula: todos los del 3% habían tenido éxito.
¿Cómo elegir el objetivo idóneo?
¿A largo o a corto plazo?
Puedes tener objetivos a una semana vista, a un mes, a un año ¡y a diez años vista!
¿Y luego qué?
Actúa: ¡el único fracaso es no intentarlo!
Pero nos despistamos mucho...
¡Prioriza! Hay tareas prescindibles.
¿Y así alcanzaré el éxito?
Sabiendo que éxito se escribe con A, sí.
¿Con A?
Con tres A: Autoconocimiento, Actitud y Acción. Equivalen a querer (¿qué quieres?), saber (¿qué sabes?), y hacer: ¡actúa!
Explíqueme mejor esas tres A...
La primera A, autoconocimiento, consiste en definir qué quieres, tus objetivos: te la he explicado antes. La segunda A, actitud..., ¡es el ingrediente secreto!
¿Por qué?
Lo apuntó Viktor Frankl: “El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”. La vida te reparte unas cartas, ¡pero tú las juegas!
¿Eso es actitud?
Es lo que depende de ti: el día que decides que nada podrá contigo, ¡todo va bien! Ves el mundo como quieres verlo. Lo creas.
Póngame ejemplos.
Un amigo mío supo que en verano habría plaga de mosquito tigre... y encargó a los chinos miles de pulseras de citronella, que los ahuyenta. ¡Se forró!
Actitud avispada.
El otro día llegué de madrugada a un hotel de Andorra y necesitaba wi-fi. Intenté conectarme: no funcionaba. Sólo había un bedel joven de guardia. Le pregunté, me dio indicaciones, fracasé. ¡Me desesperé, era urgente conectarme...! Se lo dije al bedel...
Y se desentendió...
Subió a la habitación, se sentó ante mi ordenador durante veinte minutos: ¡me conectó!
¡Bravo!
No era su obligación, pudo dejarme tirado. Pero su buena actitud ¡le llevará al éxito! De entrada, voy hablando bien de ese hotel.
Diga aquí cuál es, por favor.
Husa Cèntric, en la avenida Meritxell.
¿Algo más sobre la actitud?
Sí: ¡puedes tonificarla, muscularla!
¿Cómo?
Antes de dormirte, en la cama, recrea mentalmente algún lance del día, el que sea...
He pisado una caca de perro.
Muy bien, ahora repasa actitudes posibles ante ese hecho: “mala suerte”, “buena suerte”, “llegaré tarde”, “¿quién la ha puesto?”, “mataré al amo del perro”...
¿Y qué gano así?
Ejercitas tu cerebro en modular actitudes diversas: hazlo 21 días consecutivos y sabrás adoptar automáticamente la actitud idónea en todo lance.
Me hablaba de una tercera A: acción.
Hay una frase que no soporto: “Ya veremos qué pasa...”. ¿Cómo dices? ¡Haz tú que pase! Si no actúas, ¿por qué tiene que pasarte algo bueno? Si haces cosas, ¡pasan cosas!
Actitud y acción. Cuanto mejor actitud, más éxito... si actúas.
¿Encontrar trabajo, por ejemplo?
El mejor modo de tener lo que quieres... es fabricártelo. Yo estaba empleado, amargado..., y me he fabricado mi método formador de actitudes de alto rendimiento.
¿Qué actitud es la peor?
La de inventar excusas: ¡somos buenísimos en eso! Quien quiere hacer algo encuentra la manera; quien no quiere encuentra la excusa. Yo consigo que mis alumnos se avergüencen de recurrir a una excusa.
¿Ha tenido algún referente, modelos?
Dos jefes míos. Uno, Jim Horth, nos penalizaba si nos quedábamos en la oficina más allá de las siete de la tarde. El otro, Josep Amores, se marcó un objetivo a diez años vista: producir una película. Y lo hizo.
¿Aplicaron las tres A?
Y supieron focalizar: encajaron lo que saben, lo que les gusta y las oportunidades de mercado. Si te ilusiona lo que haces, ¡rendirás! En las empresas hay mucho zombi.
¿Y usted los despierta?
Sí, si aplican mi método: el DAFO (identificar debilidades, amenazas, fortalezas, oportunidades) personal. ¡Cultiva tus fortalezas!
¿Un último ejemplo?
Messi: es un enano cojo. Bajito y con una pierna mala. ¿Qué hace? Refuerza su fortaleza: la capacidad de driblar gracias a su baja estatura, y el disparo con su pierna izquierda, la buena. No dilapida tiempo entrenando juego aéreo o con la derecha... Tú detecta en qué puedes ser el mejor... ¡y hazlo!
Tres ‘A’ para el éxito
Ingeniero superior en Informática por la UPC y graduado por el Iese Business School, Soldevila trabajó durante quince años como directivo –en siete países– del Deutsche Bank. Abrió la filial tecnológica del grupo en Nueva York, vio caer Lehman Brothers, sintió la presión sobre sus hombros... y estalló: tuvo que llamar a una ambulancia para ser ingresado en el hospital por un infarto que era pura ansiedad. Después de ese trance decidió cambiar su vida y dedicarse a la formación: creó un método para estimular actitudes de alto rendimiento, como detalla en su manual Éxito se escribe con ‘A’ (Profit), que hoy presenta (www.lluissoldevila.com).
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